lunes, 18 de enero de 2010

Siento

que no puedo compartir esto con nadie, y tampoco creo saber hacerlo si tuviera a alguien. No sería igual .

domingo, 17 de enero de 2010

wild

Algunas cosas me atraviesan el cuerpo en una milésima. Estoy herida.
No me van a creer tampoco...
Algunos escenarios, algnas palabras, me llegan hasta los huesos. Necesito respirar fuerte. Sacarme esto de encima. Debo prometerme que algún día lo intentaré por completo. Me siento muy débil. Todo mi ser, siento que me lo extrajeron sin ningun aviso. Estoy comparando fechas, y casi puedo creer que soy su reencarnacion. Y aunque ya sepa a lo que me voy a enfrentar, me afecta tan fuerte como la primera vez.

sábado, 16 de enero de 2010

Muy tarde.

Dicen que cuando no estás seguro de algo, mejor es quedarse callado. Perdóneme señor taxista, no lo pude ayudar. Traté de buscar en mi memoria pero solo encontre callejones sin nombre y otras avenidas. Perdóneme señora extranjera, pude reconocer la urgencia de su voz. ¿Pero no era ese su deber? No es primera vez en el día...la reja se cerró antes de que pudiera ver si estaba su auto. Caminar largos trechos sola me da la impresión de muchas cosas; tristes costumbres. Me gusta mucho cuando los hombres son caballeros. Pero llegué.

martes, 5 de enero de 2010

Esto soy yo.

Quiero recorrer el mundo.
Ahora que estoy mas grande me doy cuenta que desde chica siempre fuí distinta pero nunca lo supe. Con el tiempo me dí cuenta que muchas personas adultas me decían que era muy madura para ser niña y que iba a sufrir. Yo me sentía normal, por que en ese entonces se estaban separando mis papás y parece que eso era grave o muy triste. Sí por que mi hermano se puso a llorar cuando mi mamá nos llamó a la pieza para contarnos pero a mi no me pasó nada. Igual supusé que algo de importancia tenía que tener. Ovbio. Recuerdo que cuando chica no me interesaban mucho las conversaciones de grandes por que siempre eran de las mismas cosas de siempre, y política es tan aburrido. En la casa de mi abuela miraba el techo y miraba las paredes y la forma en que la casa estaba construida. Cuando iba a cualquier parte y las conversaciones no me incluían siempre había algo más para mi. Siempre había ago que mirar. Casi siempre era el techo y los bordes, algunos muebles y cuadros porque quería tratar de grabarlos en mi mente lo más que pudiera para después ver si cuando lo dibujara me salía igual.Siempre me acuerdo de eso por que hasta el día de hoy me pasa, me quedo mirando cosas objetos y trato de grabarmelos. Y ahí me pregunto como lo hago entonces para soñar con las cosas tal cual son. Y me resulta que la mente es tan increíble, que aveces quisiera ni intentar saber, pero solo disfrutar. Sé que tampoco estuve muy al tanto de las modas de las niñas en mi curso. Eras freak si no bailabas axé bahía. Uh, yo nunca lo hice. Jamas me digné a hacerlo y tampoco me importaba. A mi me importaban los perros de la calle. Me importaba cuando era más chica aún, y salía temprano de la mano de mi mamá a hacer tramites y exámenes... mirar el sol. Estoy segura que en esas tantas observaciones pensé en que el sol no sería para siempre, y que las calles estaban muy cochinas y cuando el cielo estaba gris me ponía de muy mal humor. Tambien me acuerdo que una vez estaba en el comedor con mi mamá. Y en esos eternos almuerzos analizé mi pedazo de carne y le dije a mi mamá que estaba segura de que la carne estaba hecha por mini mini mini mini mini puntitos juntos. Y mi mamá entonces me dijo que sí. Yo me sentí muy importante. Recuerdo que cuando fui a Estados Unidos, tenía como 9 años y me sorprendió que las calles estuvieran tan limpias, me dio rabia volver a Chile y ver la poca conciencia de la gente. Y el pobre sol, siempre aguantando. Cuando uno se aferra a solo una cosa, es tan peligrosa la pérdida. Es tan extraña la llamada por teléfono anunciando algo malo. Y el futuro y la incertidumbre de como vas a poder sobrevivir sin esa persona... Pero el humano es fuerte, yo no sé cómo. Pero al menos lo logré. Y lo más raro de todo es que lo hice tan bien que tuve que ir al sicólogo por que no era normal. Y al final nunca fui normal tampoco. En un momento de mi vida, odié a todo el mundo pero como conjunto, no con nombres. El estar en una micro me parecía tan estúpido, verle la cara a la gente haciendo nada o haciendo cosas me molestaba. Era insoportable darme cuenta que estabamos todos vestidos. Y de la manera en que estabamos vestidos. Horribles todos. Sea con la ropa que sea habría sido horrible. La manera de caminar, estúpida, la gente riéndose, conversando. Haciendo gestos, haciendo trámites, cerrando puertas, pidiendo plata, escuchando música, sentados, comiendo, jugando. Todo era tan insportable que me daba una rabia inmensa y por sobre todo aquello me daba demasiada verguenza. Verguenza era la mejor palabra. Verguenza todo lo que hace el ser humano. TODO. Todo era ridículo, por mas sentido que tuviera para mi no había mejor sentido que hacerlos explotar a todos. Y el colegio el primer lugar para experimentar un holocausto. Profesores tontos, alumnos tontos, todos siguiendo un horario esclavizante. No sé. Ya no tenía sentido. Yo quería vivir en un campo, en el pasto, sin techos que mirar por horas, si no árboles, nubes, plantas, flores. Ah, aquel deseo me ha torturado todos estos años, que tampoco spn muchos lo sé. Pero serán más. Y he tenido tantas conversaciones y desvelos de noche, tantas lágrimas de impotencia por que sé que para todo el resto es una tontera, es un sueño como cualquier otro quizás y es imposible a estas alturas. Mi amiga que baila, se va del colegio para dedicarse a su pasión. Me siento tan feliz por ella, por que siempre he querido tener una pasión. Como pintar, como tocar un instrumento, cantar, bailar, correr en autos... pero no tengo ninguna. Todas mis pasiones no alcanzan a ser pasiones. Y lo único que se parece es esto. Es la idea de vivir distinto y lejos de toda esta inmundicia de gente y ciudad... de escaparme y de poder gritar y llorar de alegría por haber logrado algo alfín algo que me llene el alma y que me haga sentirme útil por mucho tiempo. Los sueños me desgarran la garganta, cuántas veces me la han anudado. Y los ojos me los despiertan, no me dejan dormir por que ya he soñado bastante con ellos. Una conversación o un recuerdo tan leve de esto, me sabe tocar tan bien por dentro. Me hace romper en lágrimas... y no hay NADA que lo logre más que eso, y cuando te miro a tí a los ojos por un tiempo o me dejo llevar por lo que siento... chucha, ya cagué. Estas cosas son muy rápidas, y yo soy de papel.