sábado, 16 de enero de 2010

Muy tarde.

Dicen que cuando no estás seguro de algo, mejor es quedarse callado. Perdóneme señor taxista, no lo pude ayudar. Traté de buscar en mi memoria pero solo encontre callejones sin nombre y otras avenidas. Perdóneme señora extranjera, pude reconocer la urgencia de su voz. ¿Pero no era ese su deber? No es primera vez en el día...la reja se cerró antes de que pudiera ver si estaba su auto. Caminar largos trechos sola me da la impresión de muchas cosas; tristes costumbres. Me gusta mucho cuando los hombres son caballeros. Pero llegué.

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