Tu. Pálido suelo. Yo. El Frío viento. Entre el sí y el no. La noche duradera y ahí veré si es un sí.
sábado, 12 de diciembre de 2009
En medio de la carrera
Cuando estas cosas suceden todos se llaman por teléfono para ponerse de acuerdo y actuar de la misma manera. No, llaman para avisar. Hablan en códigos que no puedo entender estando en el pasillo a pocos metros de la conversación. La gran ceremonia empieza desde unos días antes. La gente se levanta temprano y llega tarde a sus casas. Oh sí la vida es corta, eso ya lo sé. Luego los abrazos y los reencuentros, las palmadas en la espalda. Nos hacen callar para escuchar una melodía tristísima para enternecer nuestro corazón para que una presencia se adueñe de nuestros pensamientos. Nos acaban de declarar la guerra. Casi nadie lo sabe por que están obedeciendo todas las reglas. El señor sigue hablando, sabe convencer. ¿Quién es? No, no es político. Fijo la mirada en la madera o en la pared gastada color blanco y no dejo entrar ninguna melodía, ni menos presencias ajenas a mi cuerpo. Los pajaros cantan pero es una grabación de que todo sigue normal y mejor. Que todo coincide, que todo está hecho para la batalla. Mas tarde pareciera que alguien anunciara una oferta en un local en la esquina que todos corren y se atropellan. Ya no importa quién es el más viejo de todos los viejos. El que sale y llega primero gana. La carrera es confusa y larga. Que el local no estaba en la esquina, que el local corre junto a nosotros pero casi no se ve. Los civiles miran por que estas maratones no suceden siempre. Bueno si. Pero los espectáculos son siempre en calles distintas. Esta no la conocía. Nosotros llegamos antes que el local. Ahora todos se hacen los fuertes, los que soportan el calor. El que llora o se va a la sombra, pierde. Son batallas, que la guerra no termina todavía he dicho. Tengo la costumbre de mirar hacia arriba y siempre creo que el cielo se alarga más. "Hoy hay mas cielo". Creo que somos mas pequeños. El señor de alfrente tiene la cabeza pelada y veo como se le achicharra el cerebro. En vez de que le crezcan pelos, le crecen gotas de sudor. Casi que tiene una peluca, pienso. Tengo que mirar el piso para ver si cae algun pedazo de cerebro o piel derretida. Pero no puedo buscar por que la mejor parte viene a continuacion, la parte tensa. El clímax de toda esta guerra es mortal. Nadie quita la vista. Todos ubicados y pienso si todos estan pensando lo mismo que yo. Si hay alguien que esta a punto de abrir su bocota gigante y decir cualquier cosa o gritar del nervio. ¿Morbo? Siempre pienso que se va a caer. Que se va a caer que se va a caer. Ay, casi. La gente se hace la normal, se hacen las estatuas ahora. Todos quietos y mientras más tapen sus ojos mejor. Mientras mas silencio mejor. Ahora estamos en el cine. Y como siempre es tan chistoso mirar hacia atrás y ver todas las caras concentradas. Increíble. Pero trato de mirar adelante para no perderme nada. Los actores ahora se hacen los solidarios, los fortachones. Y después de toda esta trama, no sucedió nada. No se cayó ni se les resbaló de las manos. Que hubiera pasado pienso, ¿habrá pasado alguna vez? Ojalá alguien les tomara una foto a sus caras. La ceremonia quiere terminar, pero para no terminar de golpe. Así igualito a como comenzó, termina. La gente va suave y lenta, lánguida se mueve. Y se va. Fin de la defunción.
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