martes, 18 de agosto de 2009

Lengua Acalambrada

No hay nada que me haga más feliz que la lluvia. Bueno sí. Pero hagamos como que no.
Que la lluvia es la única que siempre mientras sea me hace feliz.
No, y cuando deja y sale el sol llega mi tormenta. Todos los días cuando paso por esa calle pienso que a estas alturas del año, los días van siendo muy distintos.
Hoy, siento que me falto una parte.
Será por callar, por tener sueño, por quedarme mirando por la ventana, o por no encontrarle una solución a mi profesora de matemáticas con sus problemas gastro-intestinales. No lo sé. Pero siento que falto algo, que no me deprime tampoco.
La lluvia me limpia de mi, me despeja.
Siento la lengua inquieta, siento que se murió un perro.

Arquero, ataja ahora.

No hay comentarios: